Ahora hay que vivir hasta quemarse

No todos los días son como uno espera que sean, está permitido amar, extrañar, sufrir, llorar, olvidar, perdonar y volver a amar.

Se puede extrañar, amar, olvidar, a un amigo, familiar, pololo, porque por más que uno quisiera que todo fuese eterno, no tenemos control sobre los deseos de los demás. Por más que insistas en quedarte en un lugar, ya nada volverá a ser lo mismo y está bien. El tiempo devuelve los sentimientos perdidos que se quedaron vagando por encontrar respuestas a preguntas que nadie sabe responder, o nadie quiere hacerlo.

El problema es cuando extrañas la persona que eras antes, cuando no encuentras tu brillo, cuando no puedes darte a ti el amor que das al otro, cuando nada parece tener sentido, cuando los días solo pasan y tu pasas con los días, cuando te olvidas de ti. Porque eso, no te lo devuelve el tiempo, sino como tu uses el tiempo para reconstruirte y florecer, para regarte y trata de volver a irradiar la cantidad de colores que pintan la vida de los que te quieren. Puedes florecer recibiendo la luz de aquellos que te quieren ayudar, que te quieren ver bien, que no soportan la idea de ver en tus ojos que ese brillo se perdió y que tus ganas cesaron. No soportan ver que tu cabeza se enveneno de la ansiedad, que tu amor propio se desplomo, que te sientes inútil, fracasado, desesperanzado e insuficiente. Cuando en tus ojos ven el deseo de desaparecer, en vez del de vivir… solo nace en ellos la necesidad de verte mejor ¿pero qué necesitas tu para volver a amarte?.

No esperes que sea demasiado tarde para volver a encontrarle sentido a cada paso que damos, la vida es así: fallas, te caes, lo intentas y vuelves a fallar. Te levantas y triunfas, y vuelves a caer y levantarte incontables veces. Vivir se trata de luchar día tras día, contra lo que nos impiden gozar.

Todos tenemos tristezas inexplicables, camufladas a través de las más grandes sonrisas. Heridas que se abren cuando todos duermen, millones de porqués que no tienen respuesta, un amor no correspondido, una historia que termino mal, un sentimiento que duele, una bala pérdida….. vacíos. Todos tenemos decepciones, palabras que quedan tatuadas y despedidas que se llevan pedazos de lo que una vez fuimos y que jamás volveremos a ser. A ratos necesitábamos que justamente sea eso lo que se rompa, que nos quiten o que se lleven de nosotros. Para así poder reconstruirnos con los pedacitos de experiencias nuevas que tenemos que salir a buscar en este inmenso mar de: oportunidades, personas, momento, amores, amistades, VIDA.

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