Este último tiempo he estado reflexionando acerca de la importancia de ser compasivos con nosotros mismos, aprender a tratarnos bien y ser amables en la manera que nos miramos y hablamos. Soy una convencida de que esa manera de funcionar repercute enormemente en nuestras relaciones, llevándonos a ser más compasivos y menos críticos con quienes nos rodean.
Es por eso que quiero invitarlos a pensar en cómo, en la medida que elegimos a las personas que nos rodean, también aprendemos a tratarnos y ser amables con nosotros mismos. Que nuestros hijos aprendan a distinguir a esas personas que suman en su vida y aquellas que los rompen, es un tremendo desafío en el que podemos ayudarlos. Lo primero será aprender a distinguir en nuestra propia vida como papás qué relaciones estamos teniendo, mirar de qué tipo de personas nos estamos rodeando y diferenciar entre las positivas y las negativas, esas que nos hacen dudar de nosotros mismos y nos llevan a ser más críticos y menos compasivos con nosotros y con el resto.
Marian Rojas Estape, médico y doctor especialista en Psiquiatría, hace una clara diferencia entre las “personas vitamina” y las “personas tóxicas”. La mayoría de las veces tendemos a hablar de las personas o relaciones tóxicas, ponemos nuestra atención en aquellas personas que nos hacen mal e invertimos energía excesiva en intentar “arreglar” relaciones o personas que nos entrampan en lo destructivo. Muchas veces nos exponemos excesivamente a su compañía aún sabiendo que nos perjudican y nos hacen mal. Dejamos de cuidarnos y tratarnos bien, cuando las escuchamos demasiado, cuando las seguimos eligiendo y cuando trabajamos y esperamos un cambio en ellos o en la relación. Es una realidad el que todos tenemos personas tóxicas en nuestra vida y el desafío es aprender a gestionarlas, calibrar el espacio les daremos y cuánto oído y poder le daremos a sus palabras. Lo esencial es elegir qué actitud tomamos frente a ellas para después elegir rodearse la mayor parte del tiempo de personas vitamina.
Las personas vitamina son todas aquellas que nos energizan, esas que sacan lo mejor de uno y que están ahí en las buenas y en las malas. Son personas que nos alegran solo con su presencia porque son sanas en su mirada, positivas en su interacción y transparentes en sus emociones. Muchas veces, en lo paradójico de la vida, son a estas personas a las que les dedicamos menos tiempo y energía, porque con ellas fluye todo mejor y más rápido. Muchas veces incluso nos alejamos, desde la intensidad que nos demandan nuestras relaciones más tóxicas.
¿Cuántas personas vitaminas tenemos en nuestras vidas? ¿Cuánto espacio les estamos dando? ¿Cuánta energía le estamos dedicando a quienes nos hacen sentir bien? Es cuando elegimos a personas positivas para que rodeen nuestras vida cuando también estamos eligiendo tratarnos mejor y sentirnos merecedores de amor del bueno. ¿Cuántas veces no les ha pasado entramparse en relaciones tóxicas? ¿Cuántas veces no han visto a sus hijos entrampados en ellas? Es tan importante hablar de las personas que nos rodean, como saber y distinguir quiénes son aquellos que suman en nuestra vida y quienes no, porque es en esa diferencia que nosotros como padres y nuestros hijos podremos tomar la decisión consciente de por quién apostaremos en la vida y a quién le daremos más espacio. Podemos elegir a las personas que nos hacen bien y que le hacemos bien.
Y si vamos un poco más lejos, ¿estoy siendo una persona vitamina? ¿Estoy siendo un papá o mamá vitamina para mis hijos? ¿Son mis hijos personas vitamina? Las personas vitaminas nos devuelven la alegría de vivir en momentos difíciles, nos hacen tomar perspectiva cuando nos nublamos, nos respetan en lo que somos y nos siguen en nuestros sueños. Son personas que se alegran con nuestras conquistas y abrazan nuestras tristezas. Las personas vitaminas contagian luz, te hacen sentir bien contigo mismo y te hacen creer en ti. Te hacen sentir suficiente y amada en lo que eres, sin más y sin menos.
Las personas vitaminas van juntas y contagian. Elige ser un padre y madre vitamina para poder formar un hijo vitamina que elija rodearse de personas vitamina que lo hagan sentir querido por lo que es. Ser persona vitamina y rodearse de ellas nos ayuda a tratarnos bien a nosotros mismos, a creer en la vida y en las personas que nos rodean. Todo va unido. Elige siempre sumar.