A fines de octubre decidí buscar ayuda externa por medio de alguna psicóloga que me ayudara a poder ver el origen de ciertas conductas y periodos de ansiedad, en parte poder trabajar paulatinamente en ello y poder ir conociéndome más durante cada sesión.
Llegue a mi primera terapia súper nerviosa con una idea de que todo tenía que ser perfecto y que no me quería mostrar vulnerable, pero poco a poco logre desenvolverme y ver las cosas desde otra perspectiva. Poder convencerme de que las cosas no tienen porque ser estrictamente perfectas, de que no tengo que mostrar una versión perfecta de mi.
Haciendo una mirada hacia adentro y en parte hacia el pasado logre darme cuenta de el origen de ciertas conductas en mi que me dificultaban el disfrute de mi día a día, puedo decir ahora que sabiendo el porqué de aquellos comportamientos logro relajarme sabiendo que esta bien y que son cosas que se pueden trabajar con cariño y dedicación.
Poder trabajar el tema de la ansiedad disfrazada de hambre fue un cambio súper notorio desde el día uno, poder identificar cuando era mi cuerpo diciendo que tengo hambre y cuando mi cuerpo necesitaba llenarse de una manera emocional, afortunadamente logre encontrar otras cosas que me llenasen de igual manera, hacer algún deporte que en me guste mucho y hacerlo por que me gusta y me hace bien y no por que debo o porque quiero un cambio rápido.
Aprendí en estos meses a poder vivir un poco con mi TOC, a no dejar que invada mis espacios de relajo y de ocio, aprender a descansar sin sentir culpabilidad. El TOC muchas veces no me permitía hacer ciertas cosas por que los pensamientos intrusivos me decían que no iban a salir bien, que las cosas no eran perfectas, que terminaría mal, pero poco a poco ( y seguimos en proceso de) he logrado bajarle el volumen a esas voces, a decir que no pueden interrumpir mi día, que las cosas no tienen por qué salir mal.
En estos meses he logrado aprender mucho de mi, tanto de lo que me gusta como de lo que no. De que le me aporta y me sirve como de lo que me distrae o me frena. Aprendí que no tengo que ser perfecta para estar en calma conmigo misma, a que conocerme es respetarme y quererme. Aprendí que es necesario darse un tiempo para pensar las cosas y que esta bien no estar bien.
Aprendí que no necesito una aprobación externa para sentirme completa o suficiente, y que aunque hayan días en los que no me sienta la reina del mundo, la única persona que controla Esa sensación soy yo y mi mente, y que es un trabajable. Estamos siempre en transformación y cambio.