Terminar un año y empezar otro, implica hacer el ejercicio de mirar hacia atrás y distinguir qué quiero mantener, qué quiero cambiar y cuál será mi desafío para el año que vendrá. Como todo cierre de ciclo, queremos darnos la oportunidad de ver que fue lo que funcionó y entender cómo podemos mantener eso que ganamos.
Cada año que pasa, trae desafíos y aprendizajes únicos, y entonces darnos el tiempo para mirarlos, escribirlos o reflexionarlos es un tremendo regalo para nosotros mismos. Me pasa mucho en consulta, que a fin de año, hacemos cierre con distintos pacientes e intentamos mirar desde una perspectiva más macro todo lo que fue este año vivido. Hoy te invito a mirar tu año, escribir tus desafíos, momentos difíciles y aprendizajes. Puedes crear tu propio ritual, mirando y eligiendo con lo que te quieres quedar y que te llevas para el año que vendrá.
La vida y su cotidianidad, nos hace quedarnos, muchas veces, en un lugar más estático o cómodo de lo que quisiéramos. Otras veces, la vida nos pone en un lugar distinto, ya sea por obligación o por decisión propia, y entonces nos toca enfrentarnos o movernos hacia el cambio. ¿Cómo fue tu año? ¿lo distingues como más cómodo y estático o un año de movimiento, cambios y desafíos?. Si analizas y miras hacia atrás ¿te sentiste incómodo?, y si fue así ¿valió la pena?.
Muchas veces pensamos que en la comodidad y no cambio, está la tranquilidad. Y la verdad es que así es, estar en nuestro lugar cómodo, sin tanto desafió nos hace disfrutar un poquito la paz de no tener que estar constantemente en crecimiento. Y si bien se siente cariñoso y compasivo quedarse en ese lugar más tranquilo y sin tanto nerviosismo ¿no se vuelve a ratos plano para ti?.
En general, en la vida necesitamos un buen equilibrio entre elegir salir de nuestra zona de comodidad para aceptar nuevos desafíos y crecer, y a ratos volver a nuestro lugar cómodo como un gesto de cariño, descanso y compasión hacia nosotros mismos. Es por eso que es vital que a fin de año puedas preguntarte ¿que tuviste de más o de menos? ¿que te pide hoy tu corazón, tu mente y tu cuerpo? ¿cómo te estarás cuidando más y mejor? ¿necesitas más desafío? o ¿necesitas volver a descansar a tu zona de comodidad?. Tu próximo año puede ser un poco de cómo tu lo elijas, y aunque en la vida existe muy poco de lo que tenemos control, si podemos elegir la actitud desde donde queremos empezar ese nuevo año ¿necesitas un año más slow? o ¿necesitas un año para desafiarte a ti mismo y buscar tus sueños?.
Cualquiera que decidas estará bien, porque será lo que TÚ necesitas. Si eliges el modo slow, de descanso y de parar y si quieres elegir quedarte un ratito en tu zona de confort, por favor no te juzgues. Date el permiso de gozar lo que más puedas, porque necesitas tratarte con cariño, respeto, calma y compasión para las épocas que se vendrán de más desafíos. Si vienes de años donde te haz exigido, haz crecido y necesitas un descanso, está perfecto: hazlo sin culpa, disfruta y date la posibilidad de relentecer tu vida.
Si por otro lado miras tu año y sientes que te quedas corto, que quieres cambios, que hay cosas que ya no te hacen sentido: atrévete a salir de tu zona de confort. Acepta que será incómodo y con miedo, pero que al mismo tiempo será una época de infinito crecimiento. Puedes desafiarte a ti mismo, probarte y jugártela por lo que tu quieras. Abre tus puertas al cambio, al error o a la frustración, porque en esta zona puede pasar de todo. Lo único claro es que aprenderás infinito, independiente del resultado. No vayas por un resultado en especifico, anda por la necesidad de crecimiento y entonces ábrete a ver que hay en este espacio incierto que traerá oportunidades.
Independiente de lo que decidas, decide en paz y haz lo que sea necesario para ti. El crecimiento toma tiempo y estar siempre fuera de la zona de confort puede llegar a ser agotador. Toma consciencia de donde estás y date la oportunidad de regalarte lo que necesites. Si algo he aprendido este año, es que desde la compasión, también está bien no querer estar en constante crecimiento, que puedes parar y disfrutar y que puedes elegir bajar el ritmo y descansar. Porque para crecer también hay que descansar, porque para salir a la incomodidad también hay que volver a la paz de la comodidad. La vida es un proceso, no una carrera sin descanso. Vive tu proceso y elige lo que necesites, en cualquier elección estará tu oportunidad.