Si bien Diciembre es un mes duro, corrido y a ratos cansador, es también un mes donde cerramos procesos, nos damos tiempo para el encuentro y para celebrar la vida. Hay algo de Diciembre que amo, y es esa magia de poder ver a los niños creer e ilusionarse, y ver como los adultos podemos conectarnos y buscar eso que al otro lo hará feliz. Diciembre es también para muchos, una época difícil, ya sea porque es la primera navidad sin un ser querido o porque su familia se ha separado o porque ese encuentro familiar ya no es tan grato. Sea como sea esta navidad, podemos centrar nuestra mirada y energía en regalar a ese otro y a nosotros mismos lo que necesitamos. Y no hablo de regalos, sino de afectos: un abrazo, compañía, el silencio o muchas veces más espacio. En esta época del año podemos celebrar y reunirnos con la familia, y al mismo tiempo poner el foco en que es lo que necesito yo para estar bien y que es lo que necesitan mis seres queridos. Sin duda podemos regalarnos eso que necesitamos si nos detenemos a pensarlo e intencionarlo.
Una vez al año, podemos detenernos y darnos el tiempo que necesitamos. Decidir parar la vorágine de fin de año y buscar aquello que nos trae calma, paz y amor. Porque muchas veces nos encontramos a nosotros mismos, en el reencuentro con el otro. Podemos regalarnos tiempo: de mirarnos, escucharnos, conectar, vivir y amar los momentos que a ratos damos por sentado. Podemos cerrar este año regalando nuestra entrega al otro.
Quizás nuestro mayor desafío en estas fechas es no perdernos en la locura del consumo, y fijar el foco en lo que es realmente importante, en eso que realmente nos hace felices: fortalecer nuestras relaciones, entregar amor incondicional y conectar. Conectar con las necesidades del otro y las mías y ser capaces de regalárnoslas.
Finalmente el poder regalar al otro, es un símbolo de nuestro amor y no está definido ni por el tamaño del regalo o su precio. Muchas veces el regalo más significativo será un abrazo, un te quiero, un picnic con los amigos, un detenerse a decir “feliz navidad”. No nos perdamos en las compras, sino en como nos REGALAMOS AL OTRO. Somos seres humanos con una infinita capacidad de entrega, que va mucho más allá de lo material. Regala tiempo, regala palabras de afirmación y amor, regala abrazos, regala respeto al límite del otro, regala hacer algo por alguien, regala compañía, regala besos, regala escucha activa, regala lo que puedas y quieras.
Y por último otro gran regalo que podemos hacernos es AGRADECER. Darnos el tiempo de agradecer y devolver todo eso que nos entrega el universo, la vida O Dios. Porque agradecer nos abre la puerta a la abundancia y somos capaces de ver todo lo que HOY si hay, aún sintiendo la pena o tristeza por lo que ya no está. Agradecer nos hace más felices, y agradecer al otro por ser parte de nuestra vida, no solo nos hace felices a nosotros sino también al que nos acompaña. Regalemos también agradecer.
Podemos elegir como vivimos este fin de año y qué ponemos en el centro de la Navidad. ¡Elige tu centro!. Regalémoslos a nosotros mismos y a todos aquellos que nos rodean la mejor versión, detengámonos a decir te quiero, a brindar, a disfrutar y a ESTAR realmente CON el otro. Que tu regalo seas tú.
¡Feliz navidad!