Hoy se conmemora el día mundial de la salud mental, y este año la Organización Mundial de la Salud (OMS), decidió destinarlo a que el bienestar y la salud mental sean una prioridad mundial. La dura realidad es que la salud mental es lamentablemente un privilegio y al estar en su peor momento a nivel mundial, cada vez se hace más difícil acceder a ella. Hoy psicólogos y psiquiatras estamos sin horas disponibles y la demanda es cada día más fuerte. ¿Será efecto de la pandemia? ¿algo que ya arrastrábamos? ¿una realidad que ha sido silenciada y no vista por años?. Desde mi mirada esto es, un sin fin de factores que fueron que nuestra salud mental se desgastara, a niveles hoy, preocupantes. En Chile, somos el segundo país con peores cifras en salud mental a nivel internacional ¿qué se está haciendo por ello hoy?, la verdad es que yo no veo mucho movimiento. Hoy la realidad resulta desgarradora para los que trabajamos en la atención de pacientes.
Escuchar relatos de pacientes jóvenes y adultos, hace ruido. ¿Que nos está pasando que cada vez estamos más enfermos?. Frases como “no le tengo miedo a la muerte”, “preferiría morir que seguir viviendo”, “me siento solo en un mundo que no me entiende”, “nadie sabe lo que me pasa, no quiero mostrarme débil”, “la semana pasada intente ahogarme en la tina, ya no quería más” “no puedo seguir, estoy agotada” “tengo crisis de pánico cada vez que lo pienso”. Estas son sólo algunas frases que he escuchado en la consulta estos últimos años. Cada vez más comunes, cada vez más seguido. Frases demoledoras, que hacen cuestionarse ¿hasta cuando? ¿cuando cambiarán las políticas públicas?. Porque este no es un problema individual, sino social. Esto no es algo que podamos abarcar los psicólogos o psiquiatras, esto tiene que ser prioridad nacional y mundial.
Necesitamos enfocarnos en qué necesitamos hacer para mejorar nuestro bienestar emocional, pero primero necesitamos apagar el incendio. Ese incendio que hoy muchos sienten en su propia alma, en su propia vida que se transforma en caos. Entonces lo primero: cambios de políticas públicas a nivel nacional para la salud mental de los chilenos.
Y lo segundo, y que quizás tú puedes hacer por ti y por el que te rodea es partir preguntándote: ¿qué necesito hoy para estar mejor?. Necesito soltar una tarea, bajar las revoluciones, disminuir las exigencias, enfocarme en mis relaciones, darme tiempo para ser humano y sufrir o equivocarme, darme minutos de soledad, delegar, trabajar menos, pedir ayuda, hacer más deporte, comer mejor o estudiar menos. Lo que sea que este pasando en tu vida; pregúntate cada mañana ¿qué necesito hoy para estar mejor?. Y aunque eso no apague el fuego de tu alma, al menos la ayudará a ir más en calma. Al menos, instalar está pregunta en tu día a día, te ayudará a mirar que necesitas. Porque si te cuidas a ti, puedes ayudar y cuidar a otro. El bienestar también es contagioso.
Quizás nuestra primera tarea sea identificar cómo estamos, aceptar que estamos pasando por un momento complejo y hacernos cargo poco a poco de pedir ayuda, ser más compasivos con nosotros mismos e intentar aliviar nuestro sufrimiento. Y digo “nuestro” porque insisto: este es un problema colectivo. Sin duda hoy necesitamos prevenir y hacer que la salud mental sea prioridad para TODOS.
¿Cómo nutrimos nuestro bienestar emocional y el del que me rodea? Conectémonos más con lo que nos hace felices y hagámoslo más. Miremos nuestras necesidades, y regalémonos tiempo, ayudándonos a florecer entre nosotros mismos. Dejemos de quejarnos, aprendiendo a pedir más al otro y esperar menos en silencio. Tengamos compasión con quien sufre, pero sobretodo con nosotros mismos, siendo capaces de abrazar nuestros sufrimientos, mostrando nuestra vulnerabilidad y pidiendo ayuda cuando se hace necesario. Respetemos al otro en sus diferencias, en sus miradas y en sus valores, dejemos de juzgar o criticar al que es distinto a mí, al fin y al cabo, somos todos únicos e irrepetibles y eso nos hace incomparables. Dejemos de competir y construyamos equipos: en nuestra familia, en nuestros trabajos o colegios. Aprendamos a agradecer, cada día más, por cada pequeño regalo que te da la vida y finalmente riámonos, de nosotros mismos, de nuestros errores, del mundo: el humor sana. La compasión sana, el amor y la compañía sanan… a una sociedad que está cada vez más enferma.
Solo espero que podamos generar cada vez más consciencia de que necesitamos hacer algo por cambiar las cifras en salud mental y que no se quede solo en un día de conmemoración.
No nos quedemos de brazos cruzados, dejemos de solo alarmarnos con números que juegan en nuestra contra y empecemos a hacer algo distinto. Hoy tú puedes hacer un aporte, un granito de arena la crisis de salud mental en la que estamos insertos. Lo bueno se contagia y la luz hace florecer… intentemos florecer todos juntos… “que el bienestar y la salud mental sean una prioridad mundial”.