Actualmente se hace fundamental nutrir nuestro vínculo con nuestros hijos, ya que son estas relaciones las que los marcarán en el futuro y lo llevarán a ser personas adultas íntegras. Para estar conectados emocionalmente con ellos es que deben sentirse amados y por eso necesitamos detenernos a descubrir cuál es su lenguaje del amor. Según Gary Chapman (1992) en su libro Los cinco lenguajes del amor, cada persona tiene uno o dos lenguajes del amor, dentro de cinco opciones. El autor plantea que más allá de que el amor es algo universal, existen distintos canales para expresarlo y que cada uno de ellos es diferente en cada ser humano (Chapman, 1992).
Todos queremos ser queridos, eso nos fortalece y nos hace buenas personas y emocionalmente estables. Estamos hechos para amar y querer al otro, y para que el otro nos quiera y nos ame. ¿Qué pasa entonces, que a veces la comunicación del amor falla? La verdad es que, aunque el amor es universal y la fuerza que lo mueve todo, definitivamente los seres humanos expresamos, entendemos, damos y recibimos nuestro amor de maneras diferentes.
Creo que una de las grandes ganancias que podemos tener como padres es descubrir cuál es el lenguaje del amor de nuestra pareja, identificar los propios y por sobre todo identificar cuáles son los de nuestros hijos. Lo más probable es que cada miembro de la familia se sienta más querido a través de distintas maneras de recibir amor. Cuando logramos descubrir esto, nos abrimos a una nueva experiencia de dar amor y no solo a través de lo que a nosotros nos hace sentir queridos, sino también buscando y pensando qué necesita el otro para sentirse amado. Ahí donde finalmente estamos dando al otro en realidad. Cuando somos capaces de ir más allá de nuestras necesidades y nos ponemos en el lugar del otro para hacerlo más feliz e infinitamente querido, estamos finalmente amando al otro como él necesita y quiere ser amado. Y esto es el núcleo de toda conexión, de toda relación.
Además de conocer y conectarse con cada uno de estos lenguajes, este autor habla de la importancia de tener “el tanque lleno de amor” y de cómo esto se relaciona con poder hablar los mismos lenguajes del amor. Si nuestra pareja o nuestros hijos hablan uno distinto al nuestro, es muy probable que nuestro tanque esté “vacío”. Si, por el contrario, recibimos muestras de amor en nuestro propio lenguaje, lo más seguro es que nuestro tanque de amor estará “lleno”. Finamente, está comprobado que al tener este “tanque lleno” podremos disfrutar de relaciones saludables, cariñosas y sanas emocionalmente (Chapman, 1992).
Entonces, el desafío será hacer el ejercicio de preguntarse ¿cuál es el lenguaje del amor de nuestros hijos? ¿Cuál es el de mi pareja? Sin duda, si queremos sentarnos y darnos este tiempo para conversarlo con el papá de nuestros hijos, será aún más fructífero, porque como padres estaremos reconociendo lo que nuestros hijos necesitan y cómo se sienten más amados.
Aquí les dejo nuestros distintos lenguajes del amor (Chapman, 1992):
1. Palabras de afirmación: Expresamos cariño al verbalizar palabras de ánimo, apoyo, afecto, felicitación, elogios, amabilidad o humildad hacia otro. Son palabras que a veces se dicen sin pensar y causan un efecto muy positivo en la otra persona, aumentando su autoestima, su seguridad y su bienestar. Hay personas que necesitan de un “te quiero” o “qué orgulloso estoy de ti”. De ese modo, se sienten amadas a través de lo que escuchan de sus seres queridos.
2. Tiempo: Vivimos en un mundo que corre más rápido de lo que a veces podemos tolerar, incluso muchas veces no nos damos cuenta de cómo la vida diaria nos absorbe todo el tiempo. Compartir tiempo significa disfrutar del estar realmente (sin prisa, ni distractores) con el otro, escuchar y conectarse con eso que al otro le pasa y vive. Escuchar a nuestros niños, jugar con ellos, comer juntos en la noche y saber cómo les fue en su día es para algunos el signo vivo de que están siendo amados. No hay nada que tenga más sentido que el compartir ese tiempo con la persona que queremos.
3. Regalos: Hay regalos que expresan mucho amor y cariño por ser elaborados por la propia persona o comprados con mucho esfuerzo. Para algunas personas este tipo de regalos simboliza una expresión de amor muy bonita y genuina, ya que implica que quien regala ha pasado tiempo esforzándose y pensando en ella.
4. Actos de servicio: Hay personas que se sienten amadas cuando el otro es capaz de hacer favores o pedidos que sienten necesarios para ellos. El que otro pueda cocinar, limpiar, arreglar cosas o encargarse de las tareas más pesadas con una sonrisa porque lo hace por el otro, hace que algunas personas se sientan tremendamente amadas. No es una necesidad ni una obligación, sino algo que se hace de manera generosa para ayudar al otro.
5. Contacto físico: Es la forma de comunicación más sencilla y directa. Abrazarse, besarse, acariciarse, tocarse; son formas de transmitir y recibir amor. Hay hijos que necesitan el abrazo, el beso, el regaloneo, mientras otros son más lejanos en términos físicos. Para algunas personas el contacto físico es su lenguaje principal, sienten seguridad y felicidad a través de éste, y sin este no se sienten amados.
¿Ya pudieron reconocer cuáles son sus lenguajes del amor? Probablemente también se habrán dado cuenta de que son esos mismos los que ustedes usan para amar a otro, sin darse cuenta de que quizás para el otro es necesario aplicar otro tipo de lenguaje para sentirse querido. Intentemos por un minuto pensar en cada uno de nuestros hijos y ver cuál es su lenguaje del amor.
Demos de verdad, queramos de corazón, pero sobre todo queramos y amemos como el otro necesita que lo quieran y lo amen. ¡Sin duda lograremos llenar su “tanque de amor” y lograr esa conexión que tanto anhelamos!
Extracto del libro “Más conectado: encontrando los padres que soñamos ser” a la venta en todas las librerías del país y en formato Ebook.