Marzo: Y comienza la guerra por ser los mejores

Durante estas vacaciones, a diferencia de otras, realmente me dedique a descansar. No comencé proyectos nuevos, no cree el nuevo curso que vendrá, no grabé podcast, no leí sobre psicología. Fue una decisión consciente, porque incluso en las vacaciones a veces nos cuesta descansar, o al menos a mi. Vivimos en un mundo híper productivo, donde muchas veces lo que vales como persona está dictaminado por lo que haces y cuando bien te resulta. Parte Marzo y es como si partiera la carrera de nuevo, una carrera enfocada en las metas y en lo logros, más que en disfrutar el proceso. Y es imposible no ponerme a pensar en mis hijos, y en cómo sus ganas de entrar al colegio van decayendo en la medida que van creciendo. Si en segundo básico solo querían entrar al colegio, en segundo medio no quieren ni que se acerque el día. ¿Qué va ocurriendo en su camino educativo que les va apagando las ganas de aprender? ¿qué hace que cómo padres dejemos de poner el foco en el disfrute de aprender y nos volquemos a los resultados?.

En el fondo como padres, solo estamos intentando sacar lo mejor de ellos. Así como nos exigimos día a día a nosotros mismos para ser mejores, les exigimos a ellos lo mismo. Y por un lado, sé que quizás ponerles metas y premiar los logros tenga ciertos resultados en ellos, pero ¿cuál será el costo asociado durante el año? ¿cómo hacemos para que se mantengan motivados y no se apague esa luz de querer aprender?. Creo que vale la pena preguntarnos en Marzo, qué es lo que hacemos o necesitamos dejar de hacer en el año, para que nuestros niños se desmotiven. Incluso vale la pena preguntarnos a nosotros mismos ¿qué hace que un proyecto, una idea o un sueño propio pierda significado?. Creo que muchas veces la respuesta está en el disfrute, y en como este se pierde cuando nos exigimos, nos ponemos expectativas demasiado altas y dejamos de disfrutar y aprender en el proceso. A nuestros hijos les pasa, probablemente, lo mismo que a nosotros.

Y entonces ¿no será mejor cambiar el foco? ¿no será necesario empezar a poner el foco en el proceso y su disfrute?. Vivimos en una sociedad orientada a cumplir metas, si a mi hijo le gusta el fútbol entonces lo metemos a una clase de fútbol para que sea el mejor; si a mi hija le gusta la pintura, entonces la matriculamos en un curso extra programático para que destaque por sobre las demás. A veces en la mayoría de las situaciones, se nos olvida que es el disfrute el que los motiva y probablemente los hace ser los mejores en lo que se proponen. ¿Qué pasa cuando ponemos como exigencia ser el mejor en eso que disfruto? muchas veces no se logra ser el mejor, y entonces se deja de disfrutar. Cuando en realidad nunca se trataba de ser el mejor, sino de hacer eso que enciende el alma.

Soy una convencida que al dejar disfrutar a nuestros niños abrimos un estado emocional positivo que los predispone al aprendizaje de aquello que los motiva. Al igual que nosotros, eso que disfrutamos nos hace crecer, soñar y desafiarnos. Quizás este es el camino: que lo que les motiva sea placentero siempre, sin adornarlo de exigencias. Que aquello que les gusta sea un camino de aprendizaje donde ellos encuentren cómo y en qué quieren destacar. Poniendo siempre el énfasis en el proceso y cuanto se estarán esforzando para llegar a ser eso que sueñan.

Dejemos de pensar que solo alcanzar una meta es lo que nos lleva a la felicidad. Porque es el camino a ella, lo que nos llena de aprendizaje y sentido. Cada pequeño logro nos acerque a eso que queremos ser y eso ya debería llenarnos el corazón. Porque al final de cuentas, estar orientado solo a la meta nos desconecta del otro y del mundo, nos hace estar centrados solo en nosotros mismos y en lo que “necesitamos” ser los mejores. Eduquemos hijos que sepan que cada pequeño paso es un logro, que el disfrute es esencial y que es en la conexión con el otro donde nos transformamos en las personas que soñamos ser.

Les dejo estas reflexiones, solo para desafiarnos a pensar en donde pondremos el foco en el año, para que nuestros hijos puedan aprender desde el disfrute y el cariño al otro y a ellos mismos.


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